Subscribe Us

header ads

El día en que volvió el que nunca se fue


Por AWQAY

Hay fechas que no se explican: se sienten.

Hay días que no entran en un libro de historia porque siguen latiendo en el pecho del pueblo.
El 17 de noviembre es uno de esos días: el día en que volvió Perón, el día en que el Pueblo volvió a encontrarse consigo mismo, el día en que la memoria se hizo piel.

Porque la verdad es esta: Perón volvió porque el pueblo lo trajo.
Lo trajo con 17 años de resistencia, de banderas escondidas, de nombres prohibidos, de canciones susurradas en los talleres, en los pasillos de las fábricas, en los patios de las casas humildes.
Lo trajo con la rebeldía de las juventudes perseguidas, con los sindicatos intervenidos que siguieron peleando igual, con las ollas que no se apagaron ni siquiera cuando quisieron borrar hasta la palabra “justicia social”.

Perón vuelve en el ’72, pero la historia empieza mucho antes: empieza en el bombardeo del ’55, cuando quisieron disciplinar al pueblo tirándole fuego desde el cielo.
Sigue con la proscripción, con los fusilamientos, con los desaparecidos de antes de la Dictadura, con el intento permanente de arrancar de raíz un movimiento que nace del dolor pero florece en esperanza.

Por eso, cuando ese avión pisó Ezeiza, cuando la lluvia caía como si la tierra misma supiera que estaba pasando algo inmenso, cuando miles caminaban descalzos, embarrados, mojados pero firmes,
no fue sólo el regreso de un líder. Fue el retorno de la dignidad que quisieron arrebatar.

El 17 de noviembre es el día en que el poder real tuvo que reconocer una verdad que le duele hasta hoy:
al peronismo no hay bala que lo borre. Podrán proscribir, encarcelar, perseguir, demonizar, inventar causas, comprar medios, operar jueces… pero no pueden detener a un pueblo que se reconoce en su propia historia.

Por eso, este editorial no es un homenaje al pasado. Es una advertencia al presente.

Hoy, cuando otra vez nos quieren disciplinar, cuando buscan que aceptemos como destino la pobreza, cuando nos tiran encima el odio, la motosierra, el ajuste, la entrega; hoy, cuando nos quieren hacer creer que la política es un lujo y no un derecho, es cuando más tenemos que recordar quiénes somos.

Somos los que resisten.
Somos los que vuelven.
Somos los que se levantan siempre, con el cuerpo roto pero con el alma encendida.
Somos herederos de un pueblo que nunca se resignó, que nunca entregó la bandera, que nunca dejó de luchar por la justicia social.

El 17 de noviembre nos recuerda una promesa: pueden intentar mil veces borrar al peronismo, pero siempre, siempre, siempre el pueblo vuelve.

Hoy, desde AWQAY, levantamos esa memoria como un fuego vivo. Porque la historia no está atrás: está adelante, esperándonos.

Publicar un comentario

0 Comentarios