Por AWQAY
Ese día el pueblo escribió su propia historia.
No fue un decreto, ni una decisión de los de arriba. Fue el subsuelo de la patria sublevado: obreros, mujeres, peones, costureras, estudiantes y laburantes que dejaron todo para marchar por el hombre que los había mirado a los ojos, por primera vez, como iguales.
Bajo el sol de 1945, cruzaron puentes, calles y alambrados. Entraron a la Capital con los pies descalzos pero con el corazón encendido. Querían una sola cosa: que liberen a Perón.
Y lo lograron.
Ese 17 de octubre nació algo más que un movimiento político: nació una identidad popular, una conciencia de clase, una esperanza colectiva.
Desde entonces, cada conquista del pueblo argentino lleva la huella de aquel día.
Los enemigos de siempre intentaron borrarlo con bombas, proscripciones, golpes y persecuciones. Pero el amor de los descamisados sigue intacto, latiendo en cada plaza, en cada barrio, en cada compañero que levanta la bandera de la justicia social.
Porque el 17 de octubre no fue solo historia:
fue, es y será el día en que el pueblo entendió su poder.
Y como aquella vez, hoy también exigimos libertad a Cristina Fernández de Kirchner y libertad a Milagro Sala.
Porque sin justicia para las compañeras perseguidas, la historia no estará completa.

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