Por AWQAY
Mientras el gobierno celebra la baja permanente de retenciones al agro y a los frigoríficos, veta aumentos para jubilados, rechaza la moratoria previsional y deja sin efecto la emergencia en discapacidad. La moral del ajuste: salvar a los ricos, condenar a los pobres.
¿Qué clase de país decide regalarle miles de millones al poder agroexportador mientras le niega una jubilación digna a sus viejos?
La respuesta es simple: un país gobernado por los intereses del poder económico real, donde los derechos conquistados se transforman en “gastos”, y la dignidad se vuelve un lujo.
En cuestión de días, el presidente Milei firmó dos decretos que muestran sin anestesia su modelo de país:
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Por un lado, el Decreto 526/2025 baja de forma permanente las retenciones al agro, a la carne y a los subproductos de la soja.
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Por otro, el Decreto 534/2025 veta tres leyes que habían sido aprobadas por el Congreso:
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Un aumento del 7,2 % para jubilados y pensionados.
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La extensión de la moratoria previsional para quienes no completaron los 30 años de aportes.
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La declaración de emergencia en discapacidad, que incluía pensiones no contributivas y mejoras para prestadores.
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No hay que ser economista para entenderlo:
Le sacan a los que menos tienen y le dan a los que más ganan.
Mientras los números cierran para el Fondo y los exportadores, la vida se le desarma a millones.
NÚMEROS QUE DUELEN
Según el propio decreto de veto, el paquete de leyes vetado implicaba un gasto de hasta 1,7 % del PBI.
La baja de retenciones representa una pérdida fiscal proyectada de más de $2 billones en 2025.
O sea: hay plata. Pero eligieron no usarla para los pobres.
UNA DECISIÓN POLÍTICA, NO ECONÓMICA
Vetar el aumento a jubilados no es una cuestión técnica: es una declaración de principios.
Significa que no les importa la historia, ni el esfuerzo de toda una vida.
Significa que prefieren premiar al gran capital antes que cuidar a quienes pusieron el cuerpo y el lomo durante décadas.
Y mientras tanto:
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Los grandes medios lo ocultan.
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Los libertarios festejan.
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Y los que más sufren, siguen esperando.
CONCLUSIÓN
El ajuste no es contra la casta. Es contra el pueblo.
Contra los viejos. Contra los trabajadores. Contra los más frágiles.
Y lo hacen con odio. Con crueldad.
Vetar a los viejos y premiar a los explotadores no es solo injusto:
es inhumano.

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